sábado, 6 de noviembre de 2010

El misterio de su lágrimas


Esa noche en que iba a ser fusilado, Luis André despertó de buen humor. Desayunó junto a su madre, mientras esperaba a su novia, quien llegaba desde Italia para casarse con él. Luego decidió descansar un poco. No durmió, sólo reposó sobre su cama aún no tendida. Permanecía tendido, callado y inmóvil contemplando un cuadro donde estaban retratados él y su hermosa novia. Una enorme tristeza lo invadió de pronto. Pamela, su prometida, dijo que nunca entendió sus lágrimas.

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